sábado, 30 de enero de 2010

La Carreta vacía

Cierta mañana, mi padre me invitó a dar un paseo por el bosque y acepté con agrado. Él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio, me preguntó:
- Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:
- Estoy escuchando el ruido de una carreta.
- Eso es -dijo mi padre-. Es una carreta vacía.
- ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos? -le pregunté.
Entonces mi padre respondió:
- Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido: Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace.
Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todo el mundo, inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene (y quizás no tiene nada de lo que dice tener), siendo prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: “Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace”.