Soy de la opinión de que cuando uno quiere algo en la vida, y lo quiere de verdad con toda su alma y sus ansias, lucha por ello por más jodido que esté el panorama (renunciar es impensable), no se retira sin ni siquiera intentarlo una sola vez y a la primera de cambio... y cuando uno lo hace, una de dos: o se ha rendido y dado por vencido antes de tiempo, o no le importaba lo suficiente como para luchar por ello.
Es muy fácil responsabilizar a los demás de nuestras tristezas y desdichas. Pero aprendí algo muy importante: Trataré de no cargar las mías a nadie nunca más.
