martes, 6 de abril de 2010

Enamoramiento y expectativas

A veces, enamorarse implica una gran responsabilidad. Es al haber vivido algunas experiencias y pasado algún tiempo, que me di cuenta de ello…

Cuando una se enamora y se embarca en una relación de pareja, ve a la otra persona con un alto grado de idealización y eso es porque dejamos que nuestro criterio sea condicionado por nuestras propias expectativas; vemos lo que queremos ver y vemos en la otra persona lo que buscamos, un poco ajenos a la realidad… y sin darnos cuenta, le anclamos al pesado lastre de la perfección porque así le percibimos; sólo vemos lo mejor.

La naturaleza también pone de su parte -adrenalina, oxitocina, endorfinas…- y ayuda a alterar nuestra forma de pensar, sentir y actuar. Es un proceso perecedero, no dura siempre y a pesar de poder tratarse de una etapa maravillosa, algún día toca a su fin. Desgraciadamente, el concepto que nos venden del Amor, suele identificarse exclusivamente con esta etapa o enamoramiento. Es precisamente esa falsedad o esa “media mentira” -o mentira completa- la que nos lleva a veces, a no valorar del todo las etapas posteriores en la relación de pareja… probablemente, más ricas de cara a un mayor crecimiento personal.

Cuando finaliza la borrachera emocional, se comienza a ver por primera vez a la otra persona tal y como es; con defectos, con sus debilidades y carencias, sus momentos no tan buenos… Y claro, aparece ese pequeño o gran desencanto: Empezamos a ver en él o ella, esas cosas que no nos gustan (a veces, incluso no le aceptamos tal cual es y tratamos de cambiarle), ya observamos más aquello en lo que se podría convertir y no lo que ya es… Lo más patético es que podemos llegar a culparle por ello, cuando en todo caso, fuimos y somos nosotros quienes distorsionamos la realidad.

Y tras esta reflexión que tuve hace ya un tiempo y que hoy comparto con vosotros, decidí no involucrarme en ninguna relación sin antes asegurarme que estoy enamorada de la persona en lugar de la expectativa que he creado sobre ella. No sería justo ni para esa persona ni para mí, porque estaría creando un fraude y porque estaría obligando a alguien a parecerse a su versión más idealizada... obligándole a ser alguien que quizás, no es.