lunes, 26 de septiembre de 2011

Ladrón de etiquetas

Hoy he estado hablando con mi amiga, me ha dejado escrito en privado una frase que me ha hecho pensar en algo que tengo reflexionado desde hace muchísimo tiempo.

Luego he pensado, cuán necesario sería un ladrón de etiquetas; El mundo entero debería aprender a mirar las cosas y a las personas por su verdadero valor y no por su clasificación. No se podría caer en estereotipos porque ese mismo ladrón se habría cerciorado que no quedase ni una sola etiqueta sobre la faz de la Tierra, y que nadie supiera fabricar nuevas.
Y es que rara vez se nos enseña algo tan básico como valorar por encima de prejuicios, juicios, acusaciones o etiquetas... si no existieran, las personas no seríamos ni guapos ni feos, ni altos ni bajos, ni gordos ni flacos, ni fachas ni rojos, etc. Las personas simple y llanamente seríamos nosotros mismos.

Lamentablemente, todos en algún momento de la vida, cuando conocemos a alguien y averiguamos cómo es, tendemos a etiquetar, terminamos asumiendo o dando por hecho que siendo de tal índole o de acciones determinadas, ello comporta esto o aquello otro. Desde bien pequeños, nos cargan con miles de etiquetas para clasificarnos y hacernos competir... y lo peor, es que una vez asumidas, las aplicamos sobre los demás y las demás cosas. Y hoy he decidido que si no puedo deshacerme de todas, voy a regalarle al ladrón de etiquetas las máximas que yo pueda tener ocultas... me he propuesto mirarte con ojos limpios (como casi siempre), sin encasillarte ni dar nada por hecho, porque  me vale que seas tú.