Por fin llega la Primavera, los almendros comenzaron a florecer y empieza de nuevo el ciclo: todo se transforma, nace o renace tras tanto frío, declive, letargo y, a veces, muerte. Los días comienzan a ser visiblemente más largos, el sol nos acompaña más horas y todo comienza a adoptar una actividad frenética, la naturaleza manifestándose en uno de sus puntos más álgidos, en pleno apogeo.
Llegan buenos tiempos; es esperanzador que todo vuelva a surgir, a crecer, a dar más de sí.
Llegará Abril... una nueva vida aguarda aún en su estancia, cabeza abajo y dando pataditas (quizá algún tiempo después de nacer, ella llegue a pensar que el mundo le queda demasiado grande, pero tan sólo fue su propio reflejo: y es que algo tan milagroso como una nueva vida, no debe quedarse eternamente agazapado en un vientre pequeño).
¡Qué tengáis todos un gran día!.