viernes, 7 de mayo de 2010

The Cove

Hace más de un año que el documental The cove comenzó su andadura en diferentes festivales (Sundance - premio del público en 2009 y el Oscar al mejor documental en la última edición). Parece ser que a Hollywood, como al público en general, le gustan los dramas aunque los verdaderos protagonistas sean delfines, y no personas.
En THE COVE se cuenta la historia de las matanzas de Taiji (Japón). Se trata de un pueblo que bien podría haber salido de una novela de Stephen King, donde hay monumentos y carteles de veneración por los delfines -para sacar pasta a los turistas y mostrar al mundo lo geniales que son- pero detrás, se esconde un oscuro secreto que se desvela a través del documental: Cuando el pueblo de Taiji, pasa de ser Doctor Jekyll a Mister Hyde, comienza la matanza anual de miles de delfines, que tiene lugar en una cala recóndita que está defendida con uñas y dientes por mafias, lejos de la vista del público (y se gravó gracias a la utilización de estrategias casi de comando militar: cámaras ocultas en árboles, infrarrojos, etc). Por si no fuese suficiente, la mayoría de los delfines acaban en el plato de los niños japoneses (pese a que la carne de delfín contiene altos niveles de mercurio ultratóxicos). La matanza, no obstante, está dirigida por otra industria que genera millones: los mejores ejemplares son capturados vivos para venderlos en acuarios de todo el mundo.
¿Cómo se puede ser tan cínico, hipócrita e hijo de puta de montar un puñetero circo y al quitarse la nariz de payaso, tomar un machete y un gancho y lo que antes eran risas hacia el mamífero, ahora son puñaladas y destripamientos?. No he querido poner las fotos de rigor porque considero que son demasiado fuertes, porque no me apetece tener a la vista una cala de agua tan exageradamente ensangrentada que se tiñe de rojo intenso. No entiendo todo esto, bueno sí: se trata de intereses económicos. Estoy indignada, jamás he podido acabar de ver este tipo de documentales. Me parece muy grave hacer este exagerado daño a las otras especies... me ha impactado profundamente, y más aún cuando mi animal favorito es el delfín.
Pues eso: qué mundo tan vacío de valores más allá del económico... ¡y qué lleno está de tanta porquería!.