jueves, 24 de diciembre de 2009

Vuelvo a casa por Navidad

Hoy he estado viendo un reportaje sobre la Navidad en Madrid en todas sus facetas; el comercio navideño, los carteristas en zonas importantes, la solidaridad y el goce de compartir, la ilusión de los niños, la vuelta a casa de gente y sus respectivas familias esperando su regreso...
He visto que hay buena gente, pero suelen ser tan humildes que apenas se hacen ver. Después ha habido algo que me ha conmovido especialmente: la vuelta a casa de boinas azules. Me he emocionado: esas madres esperando a sus hijos, esos amigos que esperan a su "compañero", esos niños que deseaban volver a abrazar a su padre, a su hermano o hermana mayor... a su cónyuge. He sentido una ternura infinita. Me gusta ver a la gente feliz, tanto me emociona ver la alegría como la tristeza... y mediante mi empatía, me siento bien y algo feliz al ver algunas cosas.
Ya escribí sobre la Navidad, pero no me he podido resistir, porque las imágenes de hoy sobre la vida de gente desconocida me han hecho sentir, supongo que he visto reflejado el concepto que tengo yo de la Navidad: que aunque a Dios se le fue la mano con la diversidad y estamos rodeados de cosas y situaciones horribles, es de agradecer que existan muchas otras cosas. Y el hecho de descubrirlas es lo que hace que tenga sentido que en ocasiones se hallen tan ocultas.
Hoy conseguí mi billete a casa... me siento muy afortunada: recibiré el nuevo año en Alicante, cerca de mis alicantinos tras tantos meses sin verlos, sin poder abrazarles. Hoy miro mi billete y después de unas horas aún no me lo creo.
¡FELIZ AÑO NUEVO!