jueves, 4 de marzo de 2010

Gracias por haberme dejado algo de ti


Estoy convencida que, las personas llegan a nuestras vidas porque debe ser así: para servir un propósito, para enseñarte una lección, para descubrir quién eres en realidad, o para mostrarte lo que deseas alcanzar. Puede que no sepas -en un principio- quienes son esas personas, pero cuando vas fijando tus ojos en cada una de ellas conforme te las vas encontrando, comprendes que ellos afectarán en tu vida con profundidad... y para siempre.
De igual modo, algunas veces te pasan cosas que parecen -o directamente son- horribles, dolorosas e injustas, pero luego logras comprender que sin la superación de dichas cosas, jamás hubieras sido capaz de potenciar tu fortaleza o el poder de tu corazón. Y es que creo firmemente que, en la vida, todo pasa por una razón


Nada sucede por casualidad: todo ocurre para poner a prueba los límites de nuestra persona (las enfermedades, el amor, los momentos perdidos de grandeza o de simples chorradas... etc). Sin esas pequeñas pruebas, la vida sería como una carretera recién pavimentada, suave y lisa; una carretera directa, sin rumbo a ningún lugar, plana y cómoda, segura... y sin razón.
A su vez, las caídas y los triunfos que experimentamos contribuyen a crear la persona que somos. Y sospecho que, en verdad, las malas experiencias son las más significativas y, si sabemos abordarlas, las más productivas en nuestras vidas... porque son de las que más se aprende. De las buenas directamente, se disfruta.


A los que me hirieron, me traicionaron o rompieron mi corazón... ¡GRACIAS! por enseñarme lo importante que es saber perdonarlos, por hacerme tener más cuidado de a quién le abro mi corazón... y por hacerme ser consciente de la importancia de la confianza.
GRACIAS, también, a los que me han ayudado a abrir mi corazón y mis ojos a las "pequeñas" cosas de la vida, por enseñarme a amar (eso ha hecho que cada día cuente y que aprecie cada momento, además de aprender de todo lo que he podido aprender...)
Todo en conjunto, me ha permitido enamorarme, renacer, crecer, liberarme, vivir y poner mi mirada en un lugar bien alto. Creo en mi propia vida.. y voy a vivirla.