viernes, 30 de julio de 2010

Feliz bajo la lluvia

Hoy ha sido un día lluvioso... he estado todo el día en casa al tener mal la rodilla, que ha sido la causante de que a lo largo de la semana me haya perdido la mayoría de actos y celebraciones de la fiesta patronal de mi pueblo (pero hay dos noches que no he podido resistirme y salí aún crujiéndome la rodilla. Ahora no vale quejarse).
Llueve, sigue lloviendo... ¡esta mañana cayó un tormentazo! y tiene toda la pinta de seguir así toda la noche. Cuando desperté y escuché el agua chocando contra las barandillas, me levanté y me apresuré a abrir las ventanas. Me encanta... me gusta sacar los brazos por la ventana, tocar la lluvia y sentir la frescura del agua. Comienzo a creer que soy una tarada, porque me gusta imaginar que esa lluvia me purifica al entrar en contacto con mis manos, y sólo eso hace que me sienta alegre, feliz, contenta... veo llover y sonrío.

... Y recuerdo cuando en alguna ocasión la lluvia me sorprendía por las calles de Alicante, volviendo a casa, y no podía más que cerrar mi paraguas, abrir mis brazos -como hago ahora cuando los saco por mi ventana- y disfrutar de la lluvia... Siento una sensación tan exagerada de libertad que, aunque quisiera, no sabría ni explicarla ni definirla. Sólo puedo decir que en este momento, me siento libre... me siento viva.