De nuevo, una vez más... llegó el Otoño. Los días se harán más cortos, los árboles se despojarán de sus hojas, refrescará como ha estado haciendo esta última semana, el tiempo será más llorón dando paso a las melancolías más sentidas... y de nuevo y en su transcurso, nos dirigirá a fríos invernales.
Afronto con ilusión los días que han de llegar, porque sé que si puedo compartir mi tiempo, el Otoño podrá ser un espacio repleto de muchas cosas (pero no de días grises ni tristezas abiertas). Me siento y soy muy afortunada... tengo a gente que me quiere y está más que demostrado que es así; los deberes están hechos y al echar la vista atrás no dejo de decirme a mí misma cuánta suerte tengo, después de todo.
Atrás quedó el Verano... días repletos de risas, momentos de sorpresas, tardes en familia, paseos a pie, charlas hasta la madrugada con amigos, regocijo de ser consciente mientras disfrutaba todo eso... y el regusto que me queda de los dos meses anteriores: la vida es maravillosa en sus idas y venidas, aunque a veces -en las desdichas- no nos demos cuenta o no nos lo parezca.
Aún queda "combustible" -ilusión, apetencia, ganas- para seguir viviendo muchos instantes más...